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domingo, 5 de mayo de 2013

Un camino solo de ida

Gustave Courbet fue un hombre peculiar, díscolo y polémico en la vida ordinaria que supo trasladar a la perfección su forma de ver la vida a su obra pictórica. Él mismo se definía como borracho y mujeriego, socialista, pintor de izquierdas. Muy metido en la vida política de la época trata de trasladar al lienzo todo aquello que hasta entonces pocos artistas se preocupan de retratar, escenas pictóricas muy usuales en la vida diaria pero que sin embargo no habían tenido cabida en arte hasta aquel entonces.



No obstante no podríamos obviar que alguien como Gustave Courbet tiene como fin último criticar a la sociedad y enfatizar una realidad que para su entender no era la adecuada. Es el caso de "El entierro de Ornans" ciudad natal del artista en la que retrata a una sociedad muy reglamentada, encerrada en unas normas y sin ánimo de prosperar.  

Algo parecido ocurre con "El estudio del Artista", donde se divide claramente a la sociedad en "condenados" y "salvados" tomando una actitud cristocrática y poniendo al propio artista como redentor de la sociedad.

Como podemos observar, Gustave Courbet plantea la crítica desde la sutileza, desde el mostrar las cosas tal como son, como ocurren en la vida y que sin un poco de reflexión pasan desapercibidas. Sin embargo, todo esto se hace bajo un prisma subjetivo, un pincel y un lienzo donde manda un pensamiento político que a mi modo de ver puede enturbiar en algún momento la sutil y fina critica transformándolo en un camino con un solo sentido, sin vistas a la evolución ni al posible cambio, algo que el propio artista critica.


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